El voluntariado emeritense salta barreras para adentrarse en los problemas de accesibilidad de personas con discapacidades sensoriales e intelectuales, en lo que ha sido la cuarta edición de “Un café para compartir” convocado por la Plataforma del Voluntariado de Mérida (PVM) con el objetivo de sensibilizar a la ciudadanía de los problemas a los que se enfrentan en su día a día María, Esther, Julián, Maury, Antonio, Javi, Yara, Lali y tantas otras personas como ellas.
María nos trasladó a la Universidad y a una clase inaccesible para personas con deficiencia auditiva; Julián nos enseñó que, pese a estar ciego, cultiva un huerto con la ayuda de Maury, que aunque también tiene deficiencia visual es voluntaria; Yara y Lali nos hablaron de la incomprensión social y Antonio y Javi de sus dificultades para entender los textos no adaptados.Ellas son personas asociadas y voluntarias de la Asociación de Discapacitados Auditivos (ADABA), de la ONCE y Asociación de Familiares y Amigos de Personas con Discapacidad del Centro Ocupacional La Encina (AFADISCOP).